Música
“La esencia de Opeth, sorprender”: Martín Méndez sobre la banda sueca y su concierto en Bogotá
Catorce años después de su última visita, una de las propuestas más inventivas y potentes del rock actual regresa a la capital. El 16 de febrero, en el Royal Center, Opeth recargará su mito vivo en Colombia. Al respecto, compartimos una charla con su excepcional bajista uruguayo.
A Opeth es difícil definirla como banda y es precisamente esa cualidad la que hace tan atractiva su propuesta. Escuchar sus trabajos musicales es entregarse a ellos, porque entre más han avanzado en su carrera, más se hace normal un viaje inesperado de la primera a la última canción. Liderada por el rotundamente talentoso Mikael Akerfeldt, la banda sueca es pesada pero es más que eso, porque entre muchas cosas, roza lo operático y navega lo impredecible desde lo progresivo, integra matices diferentes, elegantes, y desde sus guitarras clásicas, casi folclóricas, conjura interludios memorables.
La agrupación empezó con tendencia death desde su consolidación en los años noventa, pero se separa del resto al responder a sus inquietudes con una creación sonora que no se encalla en ninguna orilla. En últimas, se trata de una banda que no obedece a otra cosa más que a su propia progresión y exploración. Y trazando ese camino sonoro, Opeth ha educado a sus seguidores, vacunándolos contra la indignación que muchas veces, a los puristas, les generan la exploración y el cambio.
En 2019, Opeth lanzó su 13 álbum de estudio, In Cauda Venenum, trabajo que han lanzado en versiones inglés y también en sueco. La constante, una calidad musical impresionante. El disco se consolida como una experiencia y su sonido hermoso golpea y emociona por igual. Así ratifica (una vez más) la vigencia dela banda y deja en claro que su compositor no pierde su norte. A su lado, el bajista Martín Méndez, integrante histórico, parte de la banda desde el siglo XX, cuyo instrumento suma poderosamente a la contundencia de la propuesta y se ha hecho imprescindible. Sobre Opeth, música, instrumentos y conciertos hablamos con él, desde su casa en Barcelona.
SEMANA: ¿Cómo defines artísticamente a Opeth y qué es para ti?
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Martín Méndez: Es un grupo que, cuando comenzamos, éramos claramente jóvenes y nos tiraba el death metal más que nada. Pero siempre tuvimos ganas de experimentar con la música, de crear algo diferente disco tras disco que vamos haciendo. Tenemos muchas inquietudes, siempre queremos sorprendernos a nosotros mismos y a la gente que nos sigue también, porque es la esencia que tiene Opeth: nunca hacer lo mismo.
Semana: Naciste en Uruguay... Después de tanto vivir tantos años por fuera, ¿te sientes uruguayo o ciudadano del mundo?
M.M.: Yo me siento uruguayo, siempre, pero sí pasa que viví muchos años en Suecia. De hecho, viví más años en Suecia que en Uruguay. Pero bueno, a la hora de crecer, creo que los primeros años y la adolescencia son importantes para formarte como persona, ¿no? Para formar tu identidad, y eso no se pierde nunca. Pero he aprendido muchas cosas también de haber vivido casi 25 años en Suecia, también tengo una parte sueca, por decirlo así. Aprendí mucho de esa sociedad también. Es totalmente diferente. Y ahora que vivo en Barcelona, hace algunos años, puedo reencontrarme con unas cositas de la cultura latinoamericana. Comparado con Suecia, es algo en el medio. Yo me siento bien, un ciudadano del mundo con el corazón siempre en Uruguay.
Semana: En los conciertos de metal, para mí, el bajo es un punto de referencia para medir un gran sonido. Esperamos escuchar el tuyo lo más claro posible, porque el bajo en Opeth pesa mucho…
M.M.: Nosotros optamos por tener el mejor sonido posible e intentamos hacer todo lo mejor posible, siempre. En ese sentido, en el estilo del metal, el bajo es un instrumento que siempre ha estado detrás de todo el resto. Pero en nuestro caso intentamos que no sea así, porque creemos que es muy importante para la música. Como en cualquier estilo, el bajo tiene un rol muy importante, forma esa base rítmica con la batería. Pero sí creo que, comparado con otros grupos del estilo, a lo mejor tenemos el bajo un poquito más alto y le damos protagonismo. Creemos que tiene mucho qué darle a las canciones.
Semana: Opeth visitó Bogotá en 2009, y ofreció un setlist muy equilibrado entre discos, esta vez será diferente, si mal no entiendo...
M.M.: Es la última parte de la gira del último disco ‘In Cauda Venenum’ (2019), pero siempre hemos optado por tener un setlist bastante equilibrado, como lo decía, que cubra en la máxima medida posible la discografía. A veces es imposible porque son trece discos ya, y se alargaría mucho la noche. Pero siempre intentamos mezclar, nunca dejamos de tocar los temas antiguos, siempre con una dinámica bastante buena con respecto a la discografía.
Semana: Después de la pandemia, en la era de streaming, ¿se siente igual de importante un concierto para una banda como ustedes?
M.M.: Se siente igual. A la hora de tocar en directo siempre damos todo lo que podemos en el momento. Ahora, es cierto que después de la pandemia la gente estaba con ganas de conciertos. Eso sí se nota. Los conciertos siempre los disfrutamos, e intentamos dar el 100%, que a veces se puede dar, que a veces no, porque hay circunstancias cada noche, pero le damos la misma importancia.
Nosotros hacemos siempre una pausa entre disco y disco, y la pandemia llegó en medio de la gira que ahora culminamos. Pero nos vino bien descansar un tiempo. Y luego de esto arrancar con energías nuevas.
Semana: ¿En cuestión de públicos, qué tanto se percibe esa diferencia de voltaje?
M.M.: Uno está concentrado en ese esfuerzo por dar lo mejor, pero sí recibe diferentes energías. El público latinoamericano es increíble porque te da mucha energía, es muy ruidoso, muy cálido. Y hay otros sitios que lo son menos, pero eso no les quita mérito. Cuando tocás en Japón, la gente está super callada y super atenta, y le prestan atención a todo, mirando todo lo que haces. Cada sitio tiene lo suyo, algo especial, pero tocar en Latinoamérica es tocar en un sitio donde te hacen sentir más querido y sentís el calor de la gente.
Semana: Hablaste de ese tiempo de pandemia, en el que respiraron del ajetreo. Muchas otras bandas escribieron nuevas cosas, ¿hay material nuevo de Opeth?
M.M.: Con Opeth todavía no hemos hecho nada nuevo. La idea es terminar esta gira, recargar energías y hacer un nuevo disco. En la pandemia aprovechamos todos, cada uno por su parte, para hacer proyectos diferentes. En mi caso, largué dos discos con el grupo White Stones. Mikael hizo música para una serie de Netflix (‘Clark’, de Jonas Akerlund, sobre el legendario criminal sueco que puso en el mapa el síndrome de Estocolmo). Un poco así fue, aprovechamos el tiempo para hacer algo diferente.
Semana: ‘In Cauda Venenum’ es un disco increíble, de comienzo a fin, y además suena espectacular. Comparte con nosotros algo de lo que te representa este trabajo. ¿Alguna canción te mueve más?
M.M.: La verdad, estamos muy contentos con el resultado. Lo grabamos en cuestión de dos semanas y poco más, en el estudio Spark de Estocolmo, nuestra primera vez en él. Todo fluyó muy bien. A diferencia de los últimos tres discos, por ejemplo, donde yo grababa mi bajo simultáneamente con la batería, esta vez lo hicimos por separado. Y me gustó esto, porque le pude dar más tiempo a la elección de bajos que utilicé y a los efectos (utilicé muchos). Cuando estaba con la batería, no es que no tuviera el tiempo, pero se va fluyendo y grabando y grabando, tocando con lo mismo.
Sobre las canciones, creo que el disco en general me encanta. La verdad, estoy muy orgulloso. El sonido me gusta mucho. Y sobre las canciones, te digo, me gustan todas. Al último disco siempre le guardas algo más de afecto.
Semana: Sobre el instrumento, ¿cuál o cuáles tocas?, y ¿qué amplificador propulsa tu sonido?
M.M.: Desde hace poco más de un año toco un bajo que es un modelo signature mío, con los bajos Sandberg, una empresa alemana. Son unos bajos increíbles, la verdad, me encantó trabajar con ellos. He tenido la suerte de ir a la fábrica en Alemania y ayudar a diseñar el bajo con la gente de ahí, fue una experiencia muy buena. Yo siempre fui un bajista de Fender, por ejemplo, del Jazz Bass, y estos bajos son muy similares también. Ese estilo siempre me ha atraído. De amplificadores, uso Darkglass, finlandeses, y estoy muy contento también con ellos.
Semana: Cuéntanos sobre tus inicios con el instrumento y sobre los bajistas que te hicieron bajista...
M.M.: Yo comencé bastante joven. Empecé con el bajo a los 11 años. Mi padre fue bajista, pero dejó de tocar cuando yo nací, prácticamente. Pero había un bajo en mi casa, y cuando tenía 10, 11, me dio curiosidad, ¿qué es esto? Y empecé a tocarlo. En esa época yo no tenía acceso ni a vinilos, ni a CDs. Escuchaba mucho lo que había en la radio, que en ese momento era mucho folclore, tango, milonga de Uruguay, estas cosas. Y luego empecé a escuchar un poco de rock y, de repente, a los 13, algo tarde, empecé con el metal. Me voló la cabeza, y fue un “esto es lo que quiero hacer”. Desde ahí me interesé mucho por la música y no mucho más tarde me interesaron otros estilos más avanzados como el jazz, cosas así.
Creo que mi bajista preferido, por decirlo así, sería Jaco Pastorius. Aunque hay muchos buenos bajistas, y músicos en general. Para mí, Astor Piazzola es también un grande de la música. Hay mucha gente, y por suerte hay muchas influencias, y no solo bajistas.
Semana: ¿El mejor concierto que has visto?
M.M.: He tenido la suerte de ver unos cuantos buenos, pero uno de ellos seguramente sería el de Roger Waters, cuando presentó The Wall. Lo vi en Estocolmo. Fue un concierto increíble, la música, los visuales, todo el espectáculo en general. Es uno de los que me acordaré hasta que me muera.
Semana: Y alguno que recuerdes entre los que han dado...
M.M.: Como te dije, disfruto la mayoría, pero por decirlo de una manera, pero sí hay conciertos en lugares especiales, y eso les da algo extra. Por ejemplo, en el Opera House de Sydney. Fuimos la primera banda de metal que tocó ahí. Eso lo hace especial. No sé, hay unos cuántos así, prestigiosos, pero este fue de los grandes.
Fuimos la primera banda de metal que tocó en el Opera House de Sydney. Eso lo hace un concierto especial.
Semana: Andreas Kisser nos decía que no busca escuchar mucha música, que escucha más el sonido de la vida mientras sucede. ¿Escuchas mucha música? ¿Cómo la consumes?
M.M.: Yo sí escucho cada día. Es algo que va conmigo, en la vida, siempre acompañándome. La consumo de diferentes maneras. Al principio era en CDs, tengo vinilos, pero también, y no me enorgullece, uso Spotify (es práctico, pero no es lo que más quisiera fomentar). Yo consumo música todos los días, y aquí en mi casa, a mis hijos también. Está siempre presente.
Semana: Sobre esa amplia discografía de Opeth, en la que han llevado a su audiencia a lugares retadores y giros del death al progresivo, a una mezcla de estos dos y más estilos, ¿alguna etapa o disco que recuerde con más afecto?
M.M.: No creo, porque cada etapa para mí ha sido especial en el momento, Y hoy en día, miro hacia atrás cuando escucho discos como Still Life, Blackwater Park, o Deliverance, y me dan nostalgia, me dan emoción al pensar sobre aquellos años, hace tantos años ya, y lo que hacíamos, y lo que he vivido... Tengo muy buenos recuerdos y muy buenos sentimientos de cada etapa, la verdad. Cada una ha sido especial: unas mejores, otras peores, en diferentes aspectos, pero siempre le hemos puesto las mismas ganas y el mismo amor. Siempre fue especial vivir el momento.
Semana: Cuéntanos cómo se da el proceso de composición con Mikael, ¿ha cambiado con el tiempo?
M.M.: Normalmente él escribe las canciones en su casa, tiene un estudio allá, y nosotros, el resto del grupo, recibimos los demos. Después, de ahí vamos al estudio, donde trabajamos todos un poco, intentando aportar lo que podemos para mejorar las canciones, que en sí ya están terminadas. Pasa que hay algunos instrumentos que tienen más libertad que otros. Yo tengo más libertad que, digamos, las guitarras. Al bajo puedo variarlo un poco, improvisar más, y eso no pasa con los riffs de guitarra. Pero todos intentamos aportar y darle más vida a las canciones.
Y hoy en día, miro hacia atrás cuando escucho discos como ‘Still Life’, ‘Blackwater Park’ o ‘Deliverance’, y me dan nostalgia, me dan emoción al pensar sobre aquellos años, hace tantos años ya, y lo que hacíamos, y lo que he vivido...
Semana: ¿Algo que quieras decirle al público colombiano?
M.M.: Más que nada, que tenemos muchas ganas de volver, pues hace años que no los visitamos. Nos vemos pronto, e invitamos a todo el mundo, a la gente que quiera venir, porque esperamos que sea una noche para recordar.